Místerpeke, el enano que defiende la fiesta de Lamine Yamal: "Prefiero amenizar eventos privados a trabajar de obrero en la construcción"

Se llama Juan Torres, alias Místerpeke, lleva más de 30 años dedicado al mundo del espectáculo y siempre ha seguido un sabio consejo que le dio un amigo: «Tú puedes sacar mucho provecho de tu físico».

Nacido en Colombia, con cuatro años se vino a vivir a Madrid y, ya de niño, su padre le introdujo en el mundo de los espectáculos taurinos. Todavía luce orgulloso su carné de torero concedido por el Ministerio de Cultura y Deportes.

Juan se dedicó a este sector desde 1996 hasta que se retiró en 2015, años antes de que este tipo de shows fueran vetados tras aprobarse en 2023 una ley que prohíbe los espectáculos «que se burlen y denigren a personas con discapacidad».

De ahí, dio el salto a los eventos privados y ahora se ocupa de amenizar cumpleaños, despedidas de soltero y fiestas en discotecas. También se dedica a las redes sociales y goza de más de un millón de seguidores en TikTok y 75.000 en Instagram, donde muchos de sus vídeos humorísticos se han vuelto virales.

Está claro que Místerpeke, de 43 años, huye de lo políticamente correcto y no sólo no se ha sentido ofendido por la fiesta de Lamine Yamal, sino que su enfado va dirigido hacia la Asociación de Personas con Acondroplasia y otras Displasias Esqueléticas con Enanismo.

«¿Entonces tengo que trabajar pintor o de obrero en una fábrica? ¿Por qué no puedo ser humorista o monologuista? Y, ¿si me ven picando piedra en una obra, la gente no se va a reír de mí?», se pregunta indignado.

Socorrista en 'pool partys'

Él sabe lo que es trabajar en la construcción y prefiere mil veces su empleo de showman, como muchas otras personas con enanismo que se dedican al mundo del espectáculo.

Místerpeke critica la escasa representatividad de esta asociación y censura que hable en nombre del colectivo sin haberles preguntado: «Es un trabajo digno y los chavales que fueron a la fiesta del futbolista Lamine Yamal dicen que se les trató con respeto. ¿Qué daño hacemos? No causamos mal a nadie. Esta asociación nos quiere quitar el trabajo».

Lamine Yamal no es el único. Místerpeke también ha acudido a celebrar los cumpleaños de más gente famosa, de la que no quiere desvelar su identidad para no meterles en problemas. De hecho, esta semana se va a Ibiza para trabajar en alguna pool party, a la que acude vestido de socorrista y rescata a algún invitado que simula que se ahoga.

¿Y qué es lo que pasa en este tipo de fiestas? «Voy de policía con esposas para poner orden, saco la porra o les mojo con una pistola de agua. Se trata de hacer un show con humor. También puedo salir de una tarta de cumpleaños y, luego, repartir chupitos», explica.

Y la pregunta del millón: ¿Se burlan o se ríen de él en esas fiestas? «Si hubiese mofa, yo no llevaría tantos años dedicándome a ello. Todo se hace con mucho respeto y ellos saben que estoy haciendo humor», relata.

Confiesa que, a veces, si alguien va pasado de copas y se pone a hacer gracias con mala intención, él se lo comunica al dueño para que ponga cartas en el asunto. Y, además, sostiene que las burlas no se limitan a las fiestas, sino que muchas veces se producen en la misma calle: «Cuando vas por la Puerta del Sol, también se ríen de ti. Vivimos en un país desarrollado, pero no de mente. En cuanto hay alguien diferente, empiezan las críticas», se lamenta.

Místerpeke es autónomo, paga sus impuestos y tiene que sacar adelante a sus tres hijos. Por eso, reivindica con uñas y dientes su trabajo: «Nunca he pedido ninguna paga porque no quiero ser un carga para el Estado. Me valgo por mí mismo. Quiero trabajar y cotizar», argumenta.

Tiene un hijo con enanismo y lucha para que esté integrado en la sociedad y que no se le vea como un bicho raro. «Le educo para que haga lo que quiera. No le quiero quitar la ilusión por cuatro personas acomplejadas. Me gusta reírme de mí mismo».

De hecho, Místerpeke prepara un monólogo sobre su vida en el que cuenta chistes como éste: «¿Sabéis por qué soy tan pequeño? Porque mis padres echaron medio polvo», bromea sin miedo.